Se aproxima la temporada estival y con ello el aumento de la preocupación por el peso corporal, trayendo consigo una serie de conductas que en la mayoría de las ocasiones son inapropiadas para alcanzar el objetivo de una imagen corporal deseada, situación que lamentablemente se torna muy habitual en nuestro país al considerar que el 67% de la población sobre 15 años padece de algún tipo de malnutrición por exceso.
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Lo importante es tener en cuenta que el peso corporal es producto de diversos factores genéticos, neuroendocrinos y ambientales, entre los cuales se encuentra la actividad física y la alimentación. En este último aspecto es en donde se deben hacer modificaciones conductuales que se mantengan a largo plazo, siendo necesario en muchas ocasiones sólo reorganizar la alimentación para conseguir estabilizar el peso, que de mantenerse por un periodo mínimo de 6 meses transcurridos se podría catalogar como una intervención de completo éxito, no olvidando que incluso más importante que la reducción ponderal es poseer una proporción de grasa corporal saludable, lo cual no ocurre necesariamente al tener un peso adecuado.
Lejos de los respectivos tecnicismos, claramente la intervención nutricional no es una isla en este tratamiento, y pierde efecto si no se consideran otro tipo de aristas como es la actividad física y por sobre todo, la base de este cambio que es la motivación intrínseca, para lo cual la guía de un profesional es de gran ayuda, más aún en este periodo en donde se aproximan a paso agigantado las fiestas patrias, periodo de celebración que se acompaña de la gastronomía típica, cuya idea disfrutar sin hacer tambalear en muchos casos los logros obtenidos al respecto.
